15 de mayo de 2014

Ver llorar

Una vez la vi llorar. Con la primera lágrima desarmó mi pecho. Me desintegré en un montón de pedacitos delante suyo. Me arrastré por el suelo con la poca fuerza que me quedaba y le ofrecí mi mano. Traté de hacerme grande, de envolverla en un abrazo, pero sentí que nada era suficiente para abrazar aquella pena. Quise guardarla en el huequito que forman mis manos, quise abrigarla, cuidarla, sanarla. Pero el alma ya estaba desparramada.

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