12 de junio de 2013

Un sueño inquieto

Camino por una calle que ya casi aprendí de memoria. Nos abrimos paso entre la multitud. La gente habla muy fuerte, camina muy apurada. ¿A dónde llegan tarde? ¿Qué tan grave puede ser? Sale humo por las rejillas en el suelo. No quiero pisarlas. Van a caerse y voy a caerme. No quiero caerme. La gente corre, la gente grita. Nos empujan, bajamos escaleras, se nos amontonan. Los ruidos son muy fuertes. Rechinan. Vibran los vidrios. Van a romperse. La tierra tiembla bajo nuestros pies. Una vía, un grito, un tren. Velocidad. Amarillo, gris y negro, amarillo, gris y negro. Me mareo. Me tambaleo. Suena una alarma, la gente corre, se empuja. Me empujan. Me aturden. Cierro los ojos y me siento sola. Todo se mueve a mi alrededor, nadie me ve, todo se acelera. Yo no sé dar ni un paso en este caos. Cierro los ojos y busco su mano. Nada. Trato de reconocer su voz en tanto ruido. Nada. Sólo desconocidos, gritos y ceños fruncidos. ¿Dónde está? Que vuelva. 

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