Hoy vi una estrella fugaz.
Era grande como un corazón cuando está enamorado, y del
color verde de los árboles en verano. Tenía luz propia y la vi tan de cerca que
me encandiló. Desde allá arriba, muy alto, me venía mirando. A mí me parece que
era un poco miedosa, como yo, porque recién cuando tomó coraje me chistó, respiró
profundo, y se lanzó.
Todo fue muy rápido, por algo se las llama fugaces… pero yo
guardo en mi retina cada detalle de ese vuelo, segundo a segundo. La muy
entusiasmada se lanzó desde lo alto y una vez suspendida, se olvidó del miedo,
y voló. Planeó como un avioncito de papel, atravesó miles y miles de kilómetros
a toda velocidad, y mientras volaba, su luz se hacía cada vez más fuerte, y
ella más grande.
La estrella caía decidida, con clase y envión. Creo que en algún momento hasta rozó mi ropa, me pasó tan cerca que su viento me despeinó. Caía sobre mí, y se metía en mi casa por alguna ventana que olvidé cerrar. Yo la agarré con mis manos frágiles, temblorosas, con miedo a la quemazón. La agarré, la envolví, le hice una cuevita entre mis manos, y después me la guardé en el pecho, que es el cajón de los más hermosos recuerdos, y el rincón donde escondo y cuido lo más preciado.
La estrella caía decidida, con clase y envión. Creo que en algún momento hasta rozó mi ropa, me pasó tan cerca que su viento me despeinó. Caía sobre mí, y se metía en mi casa por alguna ventana que olvidé cerrar. Yo la agarré con mis manos frágiles, temblorosas, con miedo a la quemazón. La agarré, la envolví, le hice una cuevita entre mis manos, y después me la guardé en el pecho, que es el cajón de los más hermosos recuerdos, y el rincón donde escondo y cuido lo más preciado.
Dicen, que las estrellas fugaces solo se dejan ver por almas alegres y puras, y que son ellas las que eligen esas miradas, entonces,cuando se encuentran, ellas cumplen los deseos.
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