20 de abril de 2013

Para volver a escribir

Hoy, sin mucho para entender, sé que volvieron las ganas de escribir. Y lo voy a hacer, porque hace mucho no lo hago, y porque si quiere venir, que venga.

Que venga junto con el cansancio de todo un día de trabajo y de las horas extras. Que venga como el placer de hacer lo que a uno le gusta y recibir las palabras que agradecen; el abrazo que lo confirma.

Que venga de golpe y sin escalas, pesado, con envión, y directo a donde duele, donde llega y hace llorar. Que venga porque ya es hora de contarle hasta donde tengo tatuado su nombre, y todas las regiones que ya me ha conquistado. Será necesario para decir que la piel sangra y también se llena de cicatrices de todos los colores. Que somos dos pajaritos frágiles que en algún vuelo íbamos a encontrarnos. Que las alas son para fortalecerlas y volar cada vez más alto.

Que venga para contarle a Julio que yo también sueño conejos, que conozco una señorita en París, y que esta semana lo he andado extrañando bastante. Que cada tanto me quedo a espiarlo en el viento que queda atrapado entre dos páginas. Para que abracemos juntos a Alejandra, que le va a venir bien. Que me dicte unos versitos para que se conviertan en canción. Que ya me merezco una canción con sol.

Que venga para dictar de esto que es mío y de adentro, como aquella foto que no quiero explicar. Que los escombros me lloran. Que ya es hora. Que quiero una ventana grande por donde entre todo el amanecer, todos los amaneceres y todo el color naranja.

Que vuelva el refugio, porque ya le di mucho tiempo libre y el verano se me terminó.
Que vuelva el montoncito de letras, porque lo extraño, porque es el puente, el mar y el tobogán.
Que vuelva el impulso, porque ya es hora de volver.

Porque tiene que volver.

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