29 de enero de 2014

Noches y noches

Hay noches cansadas, noches de almohadas, de libros, de ventilador y de pesadillas. Hay noches de los sueños más hermosos, esos de los que una no se quiere despertar. Hay noches cortas, noches infinitas, otras de llantos y otras de besos. También hay noches agitadas, de versos, de vueltas, de preguntas, de culpas. Hay noches de sí, noches de no, de amor y de ahogo. Hay noches de luna llena, noches como días, noches que sorprenden, y noches irrepetibles. También hay noches felices llenas de sonrisas y plenitud y noches que desgarran el pecho con la pena más grande.

Y también hay noches como ésta. Noches que no me sueltan, que no me dejan aflojar el cuerpo y me exigen más. Noches que me despiertan constantemente, que me llenan de planes y de ideas. Noches en que podría salir a correr, limpiar toda la casa, o leer un libro entero. Son noches de días llenos de estímulos y colores, de una cabeza imparable. Son noches de insomnio, sin tantas emociones, ni alegrías, ni tristezas, pero insomne igual. Noches de luces y sonidos. De poca concentración y mucha energía. Noches de insomnio que me atrapan desde hace años, y no quieren soltarme.

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